DOMINGO DE RESURRECCIÓN ¡ALELUYA!
Miguel Ángel MesaNo les hicieron caso.
Jesús las había unido a su grupo,
ante el escándalo de los fariseos
y de sus propios discípulos.
Ellas fueron las que permanecieron
al pie de la cruz,
ellas regaron con lágrimas
los pies del arrepentimiento,
cubrían las necesidades
materiales de la comunidad,
ellas recibieron el deseo de Jesús
de adorar al Padre en espíritu y verdad.
En ellas acabaron los flujos
del tabú y la marginación.
Ellas estuvieron ocultas en Efraím
con Jesús, recorrieron los caminos
polvorientos, con Jesús,
compartieron la Buena Noticia
de Jesús.
Ellas recibían a Jesús en sus casas,
abandonaron todo por seguirle,
y fueron premiadas al haber optado
por la mejor parte.
Ellas recibieron el perdón
por haber amado mucho, mucho más
que los que las acusaban.
Ellas prepararon bálsamos y perfumes
para enjugar el cuerpo de Jesús.
Aunque quieran ocultarlo,
ellas comieron muchas veces con Jesús,
y en la última cena
tomaron su cuerpo y ofrecieron
su vida con la sangre de su Señor.
Ellas, primeras testigos
de la tumba vacía de Jesús, ante
el estupor y la burla de los hombres.
Ellas contemplaron y abrazaron
por primera vez al Rabí resucitado.
Anunciaron: hemos visto al Señor,
está vivo.
Ellas, con María, entonces y ahora,
las primeras renacidas
por el agua y el Espíritu
de la resurrección.
Ellas, mujeres nuevas, son
el gozo y el testimonio para
algunos hombres que queremos
parecernos a Jesús, junto a ellas.