BLASFEMIAS Y CREYENTES
Julián MelladoMe temo que no voy a contentar a nadie. Pero quiero aportar mi particular visión de los acontecimientos ocurridos en Paris en torno a la publicación satírica "Charlie Hebdo".
Las reacciones han sido múltiples y lo siguen siendo de diferentes índoles. Los que hemos visto las caricaturas ( y no solamente sobre Mahoma) podemos hacernos una idea de la realidad del problema.
Ni qué decir tiene que estoy horrorizado, y que estoy de acuerdo con toda la condena a ese acto bárbaro de asesinatos, como un acto de venganza. En ese aspecto quiero unirme a los que dicen: ·Je suis Charlie.
En el occidente democrático existe el derecho a la blasfemia. No el deber a ella. Uno de los derechos que más ha costado a la historia europea ha sido el del derecho a la expresión. Y en una sociedad plural, las diferentes expresiones tienen que confrontarse inevitablemente. Los creyentes conservadores son especialmente sensibles a toda expresión blasfema o satírica contra su religión. Lo que no tienen en cuenta estos creyentes, es que ellos también ofenden. Cuando se han organizado marchas o cuando uno se expresa condenando el "matrimonio gay" por ejemplo, estos últimos se han sentido ofendidos en su dignidad. Entonces los creyentes apelan al... ¡derecho de expresión!
Las leyes democráticas tratan de regular esas diferencias e incluso esas ofensas. Lo más que pueden llegar es a la defensa del individuo, a su dignidad que debe ser protegida. Ahora bien, cada cual establece cuándo o cómo se siente ofendido en su dignidad.
Cuando hubo en Europa una Ley contra la Blasfemia, se atropelló todo tipo de libertades. Porque ¿quién establece el límite o dónde empieza lo blasfemo? Pongamos por caso, que se prohibiera las caricaturas. Quizás habría que prohibir más cosas. ¿Es blasfemia la Teoría de Evolución para los creyentes creacionistas? ¿Debería prohibirse el Ateísmo que niega explícitamente a Dios? ¿Habría que prohibir los libros que atacan la creencia en Dios? Y qué diremos de esas "blasfemias cotidianas" que salen de boca de muchos ciudadanos, que para referirse a Dios parecen que tienen problemas estomacales permanentes ¿habría que sancionarlos también?
¿Y qué es blasfemia? ¿La que afecta al Dios de los cristianos o a todos? ¿Es blasfemia en occidente reírse de Shiva?
Aunque parezca increíble la libertad de expresión debe garantizar ese derecho, aún a costa de oír cosas que ofenden, o que duelen.
¿Qué hacer frente a una revista satírica que ofende de esa manera a los creyentes de diferentes religiones?
Sencillamente: no comprar esa revista.
E incluso criticarla, usar la libertad de expresión para dar su opinión. Aportar buenos argumentos.
Es como el cine. Hay películas deplorables, que pueden ofender al espectador. Lo más inteligente es no ir a verla. ¿Prohibirla? No sería lo más sensato a menos que violara alguna ley social que los ciudadanos nos hemos dado (como sería una revista o película que hiciese apología del terrorismo o del nazismo).
Dicho esto, tengo que manifestar que por otro lado: "No soy Charlie".
Esta revista se dice "satírica". Pero el propósito es claramente el de ofender a los creyentes. Los dibujantes se manifiestan "ateos". Muchos ateos son respetuosos con las creencias de los demás. Nunca tratarían de ofenderles mediante la sátira. Así que los dibujantes de Charlie Hebdo, no dibujan para "meterse con Dios" (puesto que no existe para ellos) sino para molestar... ¿a quiénes?
Dicen que también se meten con otras religiones, no sólo la musulmana. ¡Ah, qué alivio!
También nos cuentan que ridiculizan a su vez a los políticos. Pienso que si ven en un mismo plano la sátira a un político que a Jesús, Mahoma o Buda, entonces es que su nivel de inteligencia debe ser cuestionada. No conocen la condición humana. Para muchas personas su fe o religión es lo más íntimo de su ser. Se podrá estar de acuerdo o no, pero es la realidad.
Yo defiendo el derecho de que Charlie Hebdo dibuje lo que quiera, y practico mi derecho de no comprarla e incluso criticarla.
Cuando vi esas caricaturas, la impresión que me dio fue de pobreza intelectual.
No me ofendió lo más mínimo, pues mis ideas sobre lo divino, jamás lo captarían esos dibujantes. A la vez que reconocí la libertad que tenían para dibujar, comprendí el malestar de los creyentes, y aborrecí la reacción de los fanáticos.
Así de compleja es la convivencia humana.
Ahora bien, prefiero vivir en esta sociedad occidental imperfecta, donde oigo muchas cosas que me ofenden, o molestan, pero que me da el derecho a discrepar. No tengo nostalgias de épocas donde lo Religioso controlaba el pensamiento y castigaba la disidencia. Fue el Humanismo quien aportó los grandes valores de la libertad de expresión y religiosa, con la oposición de las iglesias (aunque ahora todas se apuntan).
Este año es el 500 aniversario del nacimiento de uno de los mejores hombres que ha dado Europa: Sebastian Castelio. Fue un humanista protestante que luchó contra la tiranía que ejercían las diferentes confesiones cristianas. Cuando Ginebra condenó a la hoguera a nuestro Miguel Servet, escribió esta sencilla frase: "Matar a un hombre por defender una doctrina, no es defender una doctrina, solamente es matar a un hombre". ¡Gran alegato a la libertad de expresión!
Que los Charlies Hebdos de turno sigan dibujando lo que quieran, y que sigan ofendiendo a los que puedan. Por mi parte prefiero unirme a aquellos que siguen construyendo puentes, tratando de derribar barreras, de luchar por la dignidad de todos, creyentes, agnósticos o ateos. Que cada quien se exprese como quiera, también para debatir, también para criticar, nunca para imponer.
Quizás a la libertad de expresión podríamos añadirle la responsabilidad del respeto. No todas las ideas son respetables pero sí lo son las personas. Podemos debatir las ideas y las creencias, pero no violentar a las personas.
Ni sátiras que ofenden, ni inquisiciones que controlan.
Sí, "Soy Charlie" pero "No lo soy".
Julián Mellado