SOBRE EL PAPA FRANCISCO
José María CastilloEl nuevo obispo de Roma, el papa Francisco, es un hombre sorprendente, que cada día sorprende más. Dentro y fuera de la Iglesia. Lo que más llama la atención, en este hombre, es su forma de ejercer su cargo (el de Papa), y su forma de vivir (tan profundamente humana).
Francisco dice con frecuencia que tenemos que volver a Jesús. Y en los evangelios vemos que para Jesús lo importante no era la religión, ni sus cultos, ni sus ritos, ni sus dirigentes, ni sus dogmas, ni sus normas. Sus tres grandes preocupaciones fueron la salud de los enfermos, la comida de los pobres, aliviar los problemas de los que sufren y las relaciones humanas. Y para dejar patente que eso es lo primero, desobedeció constantemente a los sacerdotes, a los maestros de la ley y a los observantes religiosos. Por eso lo mataron.
Por eso, lo que tiene que distinguir a los creyentes en Jesús no son sus creencias, ni sus prácticas religiosas, sino su forma de vivir. Y esta nueva forma evangélica de situarse en la Iglesia es lo que más sorprende de Francisco.
Francisco está cambiando el papado. Lo está transformando más de lo que muchos se imaginan. Y con el papado, está transformado también a la Iglesia. Lo sagrado y lo ritual pierden fuerza. Y crece en importancia lo humano, la cercanía a la gente, la sencillez, la normalidad de la vida. Nace así un estilo nuevo de ejercer la autoridad en la Iglesia. Pierde importancia en ella la religión. Y gana presencia el Evangelio.
Además, estamos viendo que este hombre es más fuerte y tiene más personalidad de lo que muchos decían. Una personalidad original, que no le ha llevado a subir, sino a bajar. No para alejarse de los últimos, sino para acercarse a ellos. El nuevo camino de la Iglesia está trazado.
Ya no son intocables determinados problemas morales que lo eran. ¿Se apela ahora, con la misma seguridad que antes del Sínodo, a la llamada "Ley Natural"? ¿Sigue siendo un tabú lo de la homosexualidad? ¿Alguien se atreve a decir que la Iglesia nunca podrá permitir que los sacerdotes se casen? ¿Es tan impensable, como antes, la posibilidad de que las mujeres lleguen a recibir el sacramento del Orden? ¿No es verdad que la familia tiene hoy problemas mucho más graves y apremiantes que los que se plantean en los confesionarios y en las sacristías?
Si ahora nos hacemos estas preguntas - y otras similares -, esto nos viene a decir que en la Iglesia, sin que nos hayamos dado cuenta, algo importante ha cambiado, Algo, o quizás mucho, en temas mucho más serios de lo que imaginamos.
Francisco está cambiando la forma de ejercer el poder El poder que prohíbe, impone, amenaza y castiga. El "poder represivo" está ausente en Francisco. El está optando por un "poder seductor" que no condena, no castiga, no se enfrenta al sujeto, sino que le da facilidades, es amable y responde a lo que necesita la gente. Y esto justamente es lo que el mundo está percibiendo en el papa Francisco. Lo que las multitudes de Galilea percibían en Jesús de Nazaret, cuando Jesús andaba por el mundo.
José María Castillo