CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS
Felix Jiménez TutorNoviembre es el mes del Recuerdo. Los cristianos hacemos memoria de Jesucristo, muerto y resucitado, todos los días en la eucaristía.
La memoria completa el puzzle gigantesco del pasado de los hombres. Todas las piezas, ensambladas por la misericordia de Dios, forman el puzzle más glorioso y más pintoresco que conocemos con el título de la Comunión de los Santos.
Cristo murió una vez, nuestros muertos murieron una vez y nosotros los recordamos muchas veces. Por la fe los asociamos a la victoria de Cristo, victoria colectiva de la que participaremos todos.
Leía esta semana el artículo de la periodista Mary Beth Bonacci titulado "Non-Stop Trip to Heaven" algo así como Viaje al Cielo sin Escalas.
En su artículo la periodista critica los sermones predicados en su comunidad. El año pasado, comenta, se celebraron 80 funerales en la parroquia y los 80 muertos fueron enviados derechitos al cielo. Todos sin excepción. Tendrá que ser verdad ya que el diácono lo ha repetido muchas veces y de muy distintas maneras. Todos han sido canonizados el día de su funeral.
A nuestra periodista le indigna tanto la gran misericordia de Dios que ha dejado escrito en su testamento vital: "Si el que preside mi funeral anuncia que ya he alcanzado mi destino celestial, quiero que esa persona sea expulsada inmediatamente del templo".
Esta periodista y otros muchos creyentes creen, faltaría más, que Dios quiere que todos los hombres se salven, mejor dicho, sean salvados por la misericordia de Dios. Pero lo que no quieren y en lo que no creen es en un viaje al cielo sin escalas. Quieren que el 99% de los mortales -somos tan malos-, hagamos escala en el purgatorio y como buenos okupas esperemos sentados a que nos abran la puerta del cielo. Sólo el 1%, los buenos, muy buenos, tienen un viaje sin escalas al cielo.
Por esa razón y por otras más insignificantes, no dignas de mencionar, se niega y se nos quiere negar a todos el acceso directo a los brazos de Dios.
Yo no quiero ser un okupa en un purgatorio aburrido y sin amor.
En una historia hasídica se lee:
Mi maestro solía decir: "tengo que preparar lo que voy a hacer en el infierno". Estaba seguro de que ese sería su destino.
Cuando su alma ascendió después de su muerte, lo recibieron con gran alegría para llevarlo al paraíso, pero él se negaba a ir con ellos. "Se están burlando de mí, pensó. Esto no puede ser el mundo de la verdad".
Finalmente la Divina Presencia le dijo: "Ven, hijo mío. Por pura misericordia, Yo te daré mi tesoro". El aceptó y fue muy feliz.
Hemos proclamado en la lectura del Libro de Job, libro del eterno por qué, una de las afirmaciones más poderosas de toda la Biblia Hebrea: "Yo sé que mi 'go'el', mi Redentor vive".
El goel es el familiar que rescata la propiedad que su hermano ha perdido, que venga la sangre derramada, que redime de la esclavitud, que cumple con la ley del levirsato. El goel es el Redentor.
Job, sin hijos, sin familia no tiene un goel que pueda redimirlo y hasta su mujer le grita: "Maldice a Dios y muere".
Sus amigos en lugar de ofrecerle consuelo y compasión le echan en cara su pecado. Job hundido y abandonado por todos proclama su fe: "Yo sé que mi go'el, mi Redentor vive".
Sólo Dios es el gran Redentor, el que nos redime de nuestra esclavitud y de nuestro pecado, paga nuestras deudas y vence a nuestro peor enemigo, la muerte.
Al final de nuestra vida, la muerte en su oscura soledad, nos aterra. No seremos juzgados, seremos salvados, rescatados, por nuestro Redentor que vive por siempre.
"Tu hermano resucitará" dijo Jesús a Marta. Nuestros seres queridos resucitarán porque el que cree no está condenado a morir sino a vivir.
Hoy, hacemos memoria de Jesucristo y hacemos memoria de nuestros difuntos. Hacemos un acto de fe en la presencia de Cristo Resucitado en medio de nosotros.
Hacemos un acto de esperanza en que Cristo rasgará el velo del duelo y del dolor.
Hacemos un acto de amor, nosotros los peregrinos con los que ya han consumado su peregrinación y han llegado al destino final, los brazos de nuestro Redentor.
Félix Jiménez Tutor