Presentamos ante el altar nuestras peticiones, para que Dios nos vaya liberando de miedos, como a los discípulos.

• Para que tu gente seamos personas sin miedos, confiadas en ti y osadas para compartir con los hermanos la vida con sus dificultades y alegrías.

Quítanos los miedos, Padre.

• Para que tengamos un encuentro tan profundo contigo, que nos transforme por dentro, de forma que el que es tuyo sea del todo para los demás.

Quítanos los miedos, Padre.

• Para que nuestro mundo, nuestra iglesia y nuestros responsables vivan con la tranquilidad de Tu presencia sosegada en sus vidas.

Quítanos los miedos, Padre.

• Para que tu gente sea liberadora, transformadora, disculpadota y sanante, fortalecida en su amistad contigo.

Quítanos los miedos, Padre.

• Por todos los que sufren soledad, dolor, injusticia, paro, incomprensión, rechazos o alejamiento de los hermanos.

Quítanos los miedos, Padre.

Recoge, Padre nuestra oración confiada y haz que vengamos a ti siempre que estemos cansados y agobiados, porque tú nos alivias y nos haces descansar, amén.

Mari Patxi Ayerra