1 REYES 17, 8-16 / HEBREOS 9, 24-28
José Enrique Galarreta1 REYES 17, 8-16
Le fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías diciendo: « Levántate y vete a Sarepta de Sidón y quédate allí, pues he ordenado a una mujer viuda de allí que te dé de comer.» Se levantó y se fue a Sarepta. Cuando entraba por la puerta de la ciudad había allí una mujer viuda que recogía leña. La llamó Elías y dijo: «Tráeme, por favor, un poco de agua para mí en tu jarro para que pueda beber.» Cuando ella iba a traérsela, le gritó: «Tráeme, por favor, un bocado de pan en tu mano.» Ella dijo: «Vive Yahveh tu Dios, no tengo nada de pan cocido: sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estoy recogiendo dos palos, entraré y lo prepararé para mí y para mi hijo, lo comeremos y moriremos.» Pero Elías le dijo: "No temas. Entra y haz como has dicho, pero primero haz una torta pequeña para mí y tráemela, y luego la harás para ti y para tu hijo. Porque así habla Yahveh, Dios de Israel: No se acabará la harina en la tinaja, no se agotará el aceite en la orza hasta el día en que Yahveh conceda la lluvia sobre la haz de la tierra". Ella se fue e hizo según la palabra de Elías, y comieron ella, él y su hijo. No se acabó la harina en la tinaja ni se agotó el aceite en la orza, según la palabra que Yahveh había dicho por boca de Elías.
El Profeta Elías es uno de los personajes más famosos del Antiguo Testamento. Vive hacia el año 850 a.C., en el reino del norte, en un tiempo en que la política de "la casa de Omrí", concretamente del rey Ajab y su mujer Jezabel favorece el culto de Baal y persigue expresamente a los adoradores de Yahvé.
Se trata de la apostasía total del pueblo de Israel. Elías es un campeón de la fe. (El nombre significa "Yahvé es Dios"). Es una rígida figura solitaria, vestido con un manto de piel de camello (típico de los "nazir", consagrados a Yahvé, como después lo hará Juan Bautista), que aparecía de improviso donde hacía falta librar batallas por Yahvé.
Elías desapareció finalmente en el desierto, sin que pudieran encontrarle. Esto da pie al famoso relato del carro de fuego, y del espíritu de Elías transmitido a su discípulo Eliseo.
En el texto de hoy aparece el profeta fugitivo de su tierra, que vive escondido por temor al rey y a la reina, y es acogido por una viuda de Sarepta (que no pertenece a Israel sino que está en Fenicia, tierra de paganos).
Es un momento de extrema miseria producida por la sequía, que dura siete años. La hospitalidad de la viuda merece el reconocimiento por parte del Profeta. Ni su harina ni su aceite se terminan.
El personaje de la viuda pobre y no israelita es un ejemplo máximo de clase social "última". En una sociedad absolutamente machista, la viudedad es desamparo completo, y las viudas son frecuentemente explotadas por sus "administradores" varones, aun en Israel.
Su condición de no-israelita la hace todavía más lejana y poco digna de aprecio ante los hombres. El mensaje es típico: la viuda pobre y no-israelita es la que acoge al profeta y la que, por tanto, recibe la bendición de Dios.
Jesús mismo recogió y citó este episodio (Lucas 6,25), y lo interpretó como muestra de que no por ser de Israel se agrada a Dios, sino por cumplir la voluntad de Dios, en este caso por ser hospitalario, misericordioso.
HEBREOS 9, 24-28
Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro, y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre ajena. Si no, habría tenido que sufrir muchas veces desde que se creó el mundo. De hecho, su manifestación ha tenido lugar una sola vez, al final de la historia, para abolir con su sacrificio el pecado. Por cuanto es destino de cada hombre morir una vez, y luego un juicio, así también el Mesías se ofreció una sola vez, para quitar los pecados de tantos; la segunda vez, ya sin relación con el pecado, se manifestará a los que lo aguardan para salvarlos.
PROPUESTA DE LECTURA ALTERNATIVA.
La composición de las lecturas de este domingo es típica. Estamos haciendo una lectura continuada del evangelio de Marcos, y llegamos a la escena de la viuda que da limosna en el templo. Para acompañar esta lectura se busca un texto de tema lejanamente semejante del A.T. La segunda lectura sigue la lectura independiente de la Carta a los Hebreos. Dada la acostumbrada desconexión entre este texto y los otros dos proponemos su sustitución por 1 Cor 26, 31.
¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados!. No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien a lo necio del mundo para confundir a los sabios; ha escogido a lo débil del mundo para confundir a los fuertes. Lo plebeyo y lo despreciable del mundo lo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada a lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios. Para que ningún mortal se gloríe en presencia e Dios. De Él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros Sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención, a fin de que, como dice la Escritura, "el que se gloríe, gloríese en el Señor".
No hay, por lo visto, mucha gente importante en la comunidad de Corinto. Lo necio del mundo, elegido por Dios. Una mentalidad muy judaica, que atribuye a Dios todo lo que sucede, disminuyendo la libertad humana para engrandecer la acción de Dios.
Pero la reflexión nos lleva más allá: para quiénes es buena noticia la Buena Noticia. Que empalma bien con la malaventuranza de Lucas: "Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestra recompensa", que no significa nada con sentido de retribución en la otra vida, sino que se refiere al efecto del poder, el prestigio y el dinero en aquellos que los poseen: satisfacción, que lleva a no necesitar de Dios.
En otro orden de cosas, podríamos pensar que la Sabiduría de Dios son las parábolas, tan superiores a toda sabiduría humana con la que solemos pretender dar importancia a las humildes palabras de Jesús, llenas de la Sabiduría y ajenas a todo ropaje de prestigio humano.
José Enrique Galarreta
Otra lectura alternativa
Del libro "El Profeta" (Khalil Gibrain)
Dais muy poca cosa cuando dais lo que poseéis. Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmente dais. ¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por miedo a necesitarlas mañana?
Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando el reconocimiento, y este deseo oculto de su corazón malogra sus regalos. Y hay quienes tienen poco y lo dan todo. Estos son los que creen en la magnificencia de la vida, y su cofre nunca está vacío.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio. Y hay quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Y hay quienes dan y no saben del dolor de dar, ni buscan con ello la alegría, ni son conscientes cuando dan de la virtud de dar. Dan como, en lo hondo del valle, esparce el mirto su fragancia en el aire. A través de las manos de los que son como esos, Dios habla y, desde el fondo de sus ojos, Él sonríe sobre la tierra.
Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
¿Y hay algo acaso que podáis guardar? Todo lo que tenéis será dado algún día. Dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra y no de los que vienen detrás de vosotros.