INDIVIDUALIDAD E INDIVIDUALISMO
Julián MelladoNos enfrentamos a un "nuevo curso", con el deseo de que este año sea uno espiritualmente lleno de bendiciones. Pero esas bendiciones tienen mucho que ver con la manera en que pensamos sobre nosotros mismos. Lo que llamamos nuestra individualidad.
Cada creyente tiene su manera de pensar, de creer, de tomar decisiones. Es lo que Pablo señala cuando dice: "Actúe cada uno conforme al dictamen de su propia conciencia" (Rom 14, 5). Es el 'derecho al libre examen' que postula el Protestantismo. Es decir, el derecho y la obligación de cada cristiano a examinar el contenido de su fe.
Todo esto es bueno y necesario para no ser una congregación de personas no pensantes como son las sectas.
Pero podemos caer en un peligro. Pensar sólo en uno mismo, en lo que a uno le conviene, lo que más le gusta, ser servido por otros y creerse que no se necesita a nadie. Esto ya no es "individualidad" sino que es "Individualismo".
En el centro de todo me coloco a mí mismo y mis intereses. Participo y aporto en lo que yo propongo, en otro caso, nada de nada. El individualismo mata la Comunidad, pues se eleva el egocentrismo como método de actuación.
Lo contrario del individualismo, es la individualidad comprometida con la Comunidad de fe. Pablo dice: "busquemos con afán lo que contribuye a la paz y a la convivencia mutua" (Rom 14: 19).
Busquemos, procuremos lo que edifica la comunidad de hermanos. Para que esa edificación sea posible debemos fomentar el respeto a lo que es individual, y buscar la manera en que podamos comprometernos los unos con los otros, sobre todo en las obras de amor.
Quizás debamos reflexionar sobre nuestro individualismo, que emerge sin darnos cuenta. No obstante, desde la manera concreta que cada uno somos, con la peculiaridad de cada fe, con nuestra manera de pensar podemos contribuir a que nuestra comunidad se enriquezca con numerosos matices. Y deberemos desterrar todo juicio del que piensa diferente a uno.
Fomentemos la individualidad que nos hace aportar lo mejor de nosotros a los hermanos. Vigilemos nuestro individualismo, que atenta contra la unión de todos. La iglesia debería ser el lugar de las individualidades que van construyendo juntos una Comunidad de hombre y mujeres libres en Cristo.
Julián Mellado