PROVERBIOS 8, 22-31 / ROMANOS 5, 1-5
José Enrique GalarretaSANTÍSIMA TRINIDAD
PROVERBIOS 8 , 22‑31
Esto dice la Sabiduría de Dios:
«Yahveh me creó, primicia de su camino,
antes que sus obras más antiguas.
Desde la eternidad fui fundada,
desde el principio, antes que la tierra.
Cuando no existían los abismos fui engendrada,
cuando no había fuentes cargadas de agua.
Antes que los montes fuesen asentados,
antes que las colinas, fui engendrada.
No había hecho aún la tierra ni los campos,
ni el polvo primordial del orbe.
Cuando asentó los cielos, allí estaba yo,
cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
cuando arriba condensó las nubes,
cuando afianzó las fuentes del abismo,
cuando al mar dio su precepto
‑ y las aguas no rebasarán su orilla ‑
cuando asentó los cimientos de la tierra,
yo estaba allí, como arquitecto,
y era yo todos los días su delicia,
jugando en su presencia en todo tiempo,
jugando por el orbe de su tierra;
y mis delicias están con los hijos de los hombres.»
Israel entiende a Dios como Sabiduría, y convierte la Sabiduría de Dios en un personaje que está con Dios desde el principio, antes de que nada haya sido creado. Esta sabiduría personificada admira a Israel por sus obras maravillosas (el mar, el firmamento, la bola de la tierra...).
No podemos entender esto como una "Persona divina", sino como una "personificación" de una cualidad divina. De la misma manera se habla en muchas ocasiones de "el ángel de Yahvé" y otras imágenes semejantes.
Interpretaciones semejantes darán lugar (quizá con una conexión causal discutible) a doctrinas más o menos emanacionistas, que interponen entre Dios y la humanidad a otros personajes (el Logos, por ejemplo).
Debemos tener cuidado y no admitir sin más como Revelación, Palabra de Dios, las palabras humanas que intentan, quizá solamente desde la razón, interpretar a la divinidad.
ROMANOS 5, 1‑5
Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
El texto encuentra su lugar hoy por la cita expresa del Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo. Esta cita se da a propósito del tema de la justificación, pero este tema no es el protagonista de esta lectura en el contexto de hoy.
Nos interesa especialmente la formulación: El amor de Dios - por medio de nuestro Señor Jesucristo - porque se nos ha dado el Espíritu.
Nos encontramos por tanto ante otra formulación Trinitaria de las primeras comunidades (el texto puede datarse hacia el 57-58), y muestra la intuición trinitaria presente ya en los escritos más antiguos del NT.
José Enrique Galarreta, S.J.