Hermanos y hermanas, el relato de las tentaciones nos muestra un Hijo de Dios, un Mesías, muy diferente al que esperaban de Israel y tal vez del que muchos creyentes quisieran también hoy. Oremos.

Que nuestra vida sea servicio junto a los más pequeños.

• Por nuestra Iglesia, la comunidad de los hombres y mujeres que queremos seguir a Jesús, que seamos referentes de fidelidad a la fe que profesamos; referentes de sentido y esperanza.

Que nuestra vida sea servicio junto a los más pequeños.

• Por las comunidades parroquiales y religiosas, que sean espacios de acogida, de formación y maduración en la fe, donde todo aquel que necesite encuentre una mano tendida y un corazón que escuche.

Que nuestra vida sea servicio junto a los más pequeños.

• Por todos y todas nosotras, que acertemos a cultivar la mirada que descubre la belleza en lo de cada día, el amor en los pequeños gestos, el servicio junto a los que no son rentables ni social ni económicamente.

Que nuestra vida sea servicio junto a los más pequeños.

• Por todos los enfermos, desde el Papa hasta el último hermano o hermana sufriente, que vivan su situación con paz y confianza, que se sientan sostenidos por los cuidados delicados del personal sanitario, por el calor de las personas queridas…

Que nuestra vida sea servicio junto a los más pequeños.

• Por todos aquellos que sienten el peso de la vida, viven en medio de dificultades de todo tipo, sueñan con la paz y una vida más justa y digna.

Que nuestra vida sea servicio junto a los más pequeños.

Padre Madre buena, que los creyentes proclamemos una vida en clave de servicio, carente de ventajas, siempre al servicio de la justicia y de la vida de lo demás.

Vicky Irigaray