QUE NO HAYA NINGUNA CONFUSIÓN ENTRE CREDO Y VIOLENCIA, ENTRE SACRALIDAD E IMPOSICIÓN, ENTRE CAMINO RELIGIOSO Y SECTARISMO
Jesús Bastante¿Existe un 'credo' para el diálogo interreligioso? En el teatro Hun de Ulán-Bator, junto a otros once líderes budistas (mayoritaria en el país), musulmanes, chamanes, hindúes, judíos y baha'is, junto a otras denominaciones cristianas (por cierto, solo una mujer entre los responsables), el Papa Francisco trazó una suerte de 'Diez Mandamientos' para fomentar la armonía entre las religiones. "La buena relación con la tradición, no obstante las tentaciones del consumismo; el respeto por los ancianos y los antepasados. ¡Cuánta necesidad tenemos de una alianza generacional entre ellos y los más jóvenes! Y, además, el cuidado por el ambiente, nuestra casa común, otra necesidad tremendamente actual. Y también el valor del silencio y de la vida interior, antídoto espiritual para tantos males del mundo actual. Por tanto, un sano sentido de frugalidad; el valor de la acogida; la capacidad de resistir al apego a las cosas; la solidaridad, que nace de la cultura de los vínculos entre las personas; el aprecio por la sencillez. Y, por último, un cierto pragmatismo existencial, que tiende a buscar con tenacidad el bien del individuo y de la comunidad."
Un Papa que, después de escuchar los discursos del resto de líderes, recordó, en su tercer día en Mongolia, la responsabilidad grande" de las religiones "en esta hora de la historia". "Nuestro comportamiento está llamado a confirmar con obras las enseñanzas que profesamos; de tal modo que no puede contradecirlas, convirtiéndose en motivo de escándalo", reclamó Bergoglio, que pidió "que no haya ninguna confusión entre credo y violencia, entre sacralidad e imposición, entre camino religioso y sectarismo".
Transformar las heridas en fuentes de luz
"Que la memoria de los sufrimientos padecidos en el pasado —pienso sobre todo en las comunidades budistas— nos dé la fuerza para transformar las heridas sombrías en fuentes de luz, la ignorancia de la violencia en sabiduría de vida, el mal que arruina en bien que construye", insistió.
Definiéndose como "un hermano en la fe de los creyentes en Cristo y como hermano de todos ustedes", el Papa reivindicó la necesidad humana de "elevar la mirada hacia lo alto para encontrar la ruta del camino en la tierra", y agradeció a los presentes haber querido encontrarse con él. "El hecho de estar juntos en el mismo lugar ya es un mensaje".
"Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad. Si quien tiene la responsabilidad de las naciones eligiera el camino del encuentro y del diálogo con los demás, contribuiría de manera determinante a poner fin a los conflictos que siguen causando sufrimiento a tantos pueblos", apuntó Bergoglio, quien recordó el ejemplo de la antigua capital, Karakórum, que dieron forma a una "armonía admirable" entre los distintos credos que habitan el país.
"¿Quién, con más razón que los creyentes, está llamado a trabajar por la armonía de todos?", se preguntó. "Armonía es quizás el sinónimo más apropiado de belleza. Por el contrario, la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz".
"Las religiones están llamadas a ofrecer al mundo esta armonía, que el progreso técnico por sí solo no puede dar, porque, apuntando sólo a la dimensión terrena y horizontal del hombre, corre el riesgo de olvidar el cielo para el cual hemos sido creados", respondió.
Sabiduría frente a una humanidad desorientada
"Hermanos y hermanas, hoy estamos aquí juntos como humildes herederos de antiguas escuelas de sabiduría. Al reunirnos hoy, nos comprometemos a compartir todo ese bien que hemos recibido, para enriquecer a una humanidad que, en su caminar, a menudo se encuentra desorientada por miopes búsquedas de lucro y bienestar; y a menudo también es incapaz de volver a encontrar el hilo conductor", advirtió Francisco, quien lamentó cómo si solo se miran los "intereses terrenos, acaba arruinando la misma tierra, confundiendo el progreso con el retroceso, como lo muestran tantas injusticias, tantos conflictos, tantas devastaciones ambientales, tantas persecuciones, tanto descarte de la vida humana".
Frente a ello, "la humanidad reconciliada y próspera, que como representantes de diferentes religiones ayudamos a promover, está representada simbólicamente por ese estar juntos, armonioso y abierto a lo trascendente, donde el compromiso por la justicia y la paz encuentran su inspiración y su fundamento en la relación con lo divino", de ahí la responsabilidad de los hombres y mujeres de fe en esta hora histórica. "En las sociedades pluralistas que creen en los valores democráticos, como Mongolia, cada institución religiosa, reconocida normativamente por la autoridad civil, tiene el deber y, en primer lugar, el derecho de ofrecer aquello que es y aquello que cree, respetando la conciencia de los otros y teniendo como fin el mayor bien de todos", reclamó.
Así se presenta la Iglesia católica en Mongolia, con un diálogo que "no es antitético al anuncio; porque no elimina las diferencias, sino que ayuda a comprenderlas, las preserva en su originalidad y las hace capaces de confrontarse en pos de un enriquecimiento franco y recíproco".
"Tenemos un origen común, que confiere la misma dignidad a todos, y un camino compartido, que sólo podemos recorrer juntos, viviendo bajo el mismo cielo que nos cobija y nos ilumina", concluyó el Papa, insistiendo en que "encontrarnos hoy aquí es un signo de que esperar es posible".
"Hagamos florecer esta certeza, porque nuestro esfuerzo común para dialogar y construir un mundo mejor no son vanos. Cultivemos la esperanza.(...). Que las oraciones que elevamos al cielo y la fraternidad que vivimos en la tierra alimenten la esperanza; que sean el testimonio sencillo y creíble de nuestra religiosidad, de nuestro caminar juntos con la mirada elevada hacia lo alto, de nuestro habitar este mundo en armonía, como peregrinos llamados a proteger el ambiente hogareño, para todos".
Jesús Bastante
Religión Digital