¡SER FELIZ: EL GRAN RETO!
Juan Zapatero“Ser feliz”. Yo creo que no hay otra meta más importante en la vida de toda persona. De hecho, es tan importante que se ha convertido en un deseo que repetimos de manera muy frecuente y, de forma especial, para las personas que más queremos. Lo repetimos en cualquier evento y en aniversarios de todo tipo; y, se ha hecho tan común, que se repite a trote y moche, de manera más que reiterativa, al comenzar un nuevo año.
Nada que objetar, pues, respecto al momento concreto en que se manifiesta de manera tan imperiosa semejante deseo; tan noble, por cierto. El problema viene cuando se trata de concretar la esencia o, lo que es lo mismo, en qué consiste dicha felicidad. Partiendo del hecho que sobre esta cuestión debe de haber tantas opiniones como personas o, como mínimo, como grupos sociales, nos tiene que llevar a pensar que hablar de felicidad es meternos de lleno en medio de un contexto en el que la relatividad campa a sus anchas. Si cogemos como parámetro, por ejemplo, la cuestión económica, nos daremos cuenta enseguida que, mientras unas personas con unas cantidades elevadas de dinero y de posesiones no son felices o, al menos, no llegan a serlo en el grado en qué desearían, otras, en cambio, con cantidades mucho más pequeñas, lo son, ¡y de qué manera!
Por ello, pienso que está bastante en las manos de cada persona llegar a ser un poco más feliz durante el nuevo año que comienza. Aunque, para ser más exactos, yo matizaría en el sentido de conseguir más instantes de felicidad y más intensos, dejando la puerta abierta en todo momento, pues siempre existen nuevas metas por conseguir, lo cual le da a la vida un aliciente de novedad, sin la cual correríamos el peligro más que seguro de que la felicidad acabase convirtiéndose en monótona y aburrida. Para ello me propongo dos cosas que quiero brindarlas a toda persona por si pudieran ayudarla de alguna manera. En primer lugar, pararse y hacer de tanto en tanto un alto en el camino, para ver en qué medida vamos cumpliendo aquello que nos propusimos al comenzar el año. Estaríamos simplemente ante una metodología que, por nuestra condición humana, necesitamos, ya que nuestras dos facultades más importantes, mente y corazón, tienden de manera casi instintiva y natural a acomodarse. La segunda va más adentro y considero que es la realmente importante. Se trata del hecho que, dado que las personas somos seres sociales, nadie puede ser feliz de manera aislada. Es por ello por lo que me doy cuenta de que, sin un contorno feliz, debe resultar muy difícil que cada persona podamos serlo de manera individual.
Así, pues, lo primero de todo es que hagas lo que esté en tus manos por ir creciendo y avanzar en aquellos valores que te ayuden a ser una persona sincera contigo mismo/a y con los demás: no te engañes ni engañes, pues acabarías perdiendo la confianza en ti mismo/a, que es mucho más grave de lo que te imaginas; a la vez que los/as demás te negarían su credibilidad, viéndote obligado a vivir siempre a la defensiva, ¡qué pena, no! A ser también, una persona honrada y honesta con los/as demás con quienes tienes relación del tipo que sea: familiar, social, de trabajo, familiar, de amistad, etc.; pues no sé si lo has experimentado, pero estar en paz con uno/a mismo/a es de las experiencias que más satisfacen y, en el caso que nos atañe, más felicidad proporcionan.
No pierdas de vista que vives en un cosmos y en medio de una sociedad. Creo que debe resultar difícil ser feliz viendo como el planeta en el que habitamos se va degradando poco a poco, porque quienes lo habitamos, también tú y yo, abusamos de él de manera egoísta, sin tener en cuenta que es la casa común a la que tuvo, tiene y tendría que tener derecho toda criatura. Por tanto, tengo el pleno convencimiento de que también tu felicidad tendrá algo, o quizás mucho, que ver con el cuidado y el respeto que manifiestes hacia el mismo.
Y, si importante es la casa, mucho más son las personas que la habitan. Seguro que es muy poco lo que puedes hacer para que nadie viva con indignidad o en condiciones infrahumanas, sin que sus derechos más elementales sean respetados. Pues bien, esfuérzate por hacer esto poco que te ayudará a sentirte más hermano y menos competidor con quienes alguien se ha encargado en decirte que son tus rivales. No seas indiferente por nada del mundo, pues ningún ser humano puede ser nunca ajeno a ti.
Por último, en el caso de que tengas alguna creencia o practiques algún tipo de religiosidad, no busques nunca en ellas ningún tipo de justificación ni de nada que te tranquilice. Busca, más bien, motivos que te lancen a comprometerte contigo mismo/a, con el cosmos en qué habitas y con los hermanos que lo compartes.
¡Que seas feliz! Pero no lo mires como un deseo vacío de contenido, ni como una casualidad o una surte que a lo mejor te llega. No olvides que, excepto en lo que tú no puedas evitar, está totalmente en tus manos.
Juan Zapatero Ballesteros