Esposo de Carmen y padre de María, Ana y Manuel. Me confieso satisfecho con mi DNI de cristiano por razones culturales, y feliz con un PEU (pasaporte de espiritualidad universal) que me ha permitido viajar libremente por la existencia, sin fronteras religiosas de tiempo ni de espacio. Estudié Filosofía y Letras en la Complutense de Madrid, Psicología en la Autónoma, y Teología en Salamanca y Roma. Enseñar ha sido mi pasión laboral. Y aprender, casi una patología. Campos de acción: la universidad, centros docentes, la empresa. Manifiesto haber madurado también observando nebulosas con el telescopio, escuchando a Beethoven, esculpiendo el hierro, escribiendo artículos para Feadulta y digiriendo libros a gogó. Mi máxima aspiración hoy: seguir creciendo dando a los demás y a la Vida cuanto un día recibí de ellos.