elef

'Elefante blanco' se ha rodado en un barrio de chabolas de Buenos Aires, en el que dos curas y una asistente social trabajan día a día para combatir su situación de extremo abandono. Una película que propiciará sin duda un interesante coloquio 

 elefanteblanco

 

Se trata de una coproducción hispano argentina protagonizada por Ricardo Darín, el belga Jérémie Rénier y Martina Gusman, esposa y musa del director, el argentino Pablo Trapero ('Mundo grúa', 'El bonaerense', 'Carancho').

La película sigue el día a día de dos curas obreros en una inmensa barrida marginal de Buenos Aires. El belga es un misionero en el Amazonas que tras una masacre es rescatado por su colega argentino para que le ayude en la labor humanitaria en la bolsa de pobreza bonaerense. Allí estos dos curas obreros estarán trabajando mano a mano con una asistente social en la Villa (nombre real de la barriada marginal donde se ha rodado la película).

Elefante blanco se rodó en el escenario real del filme, un lugar "en tierra de nadie" donde ni siquiera entra la policía, un asentamiento donde las mafias, la droga y la violencia han aislado por completo esta parte de la capital argentina. En palabras de Darín, el "estigma" reina en esta parte de la ciudad, porque "solo se piensa que la gente que vive allí es perversa". "Nos olvidamos de la cantidad de personas que se matan para mantener limpios a sus niños y enviarlos al colegio", lamenta. "Con esta experiencia aprendí a respetar mucho más a la gente que tiene fe", manifestó Darín en la presentación en Madrid de esta cinta.

En este escenario se evidencian las diferencias entre lo que necesita la gente, lo que necesitan los políticos, y lo que es conveniente para el proyecto de la iglesia católica en los poblados chabolistas. Ambos sacerdotes tratan de entender cuál es su rol dentro de la Villa y reconocen que tienen diferentes maneras de concebir y practicar su fe.

"Antes que la religión y la fe, es una película sobre las personas. Me han importado más las relaciones humanas entre las personas que la relación de estas con la fe. Es importante mostrar a gente mucho más comprometida que las instituciones a las que pertenecen", asegura Trapero, que se declara agnóstico, "aunque estudié con los salesianos, y ellos hacían muchas labores humanitarias con los pobres. Haber hecho esta historia es algo que mi terapeuta va a agradecerme".

"Me interesaba contar la historia de personas que entienden la religión de una manera diferente a la tradicional. Lo humano, antes que lo religioso. En ese sentido son personajes opuestos a los de 'Carancho', ellos vivían de la desgracia ajena, éstos la combaten", ha explicado.

El título de 'Efefante blanco' responde al enorme edifico en construcción, futuro hospital, un proyecto peronista que nunca se concluyó, en el centro del gran poblado chabolista.

La película, muy dura como todas las de Trapero, desprende verdad por todos los costados. Es una historia que habla de solidaridad, de lucha por las necesidades de los que no tienen nada, del abismo entre religión oficial y el día a día en las chavolas de estos curas obreros, y también de amor, pues la asistente social iniciará una relación clandestina con el cura recién llegado.

El film muestra las "inseguridades y debilidades" de los protagonistas: la ira, el sentimiento de odio o la confusión entre el amor y la vocación. Respecto a esta visión, el director dijo que duda de que vaya a herir la sensibilidad de los católicos y lamenta que, en ocasiones, sea "más fácil aceptar las historias de pedofilia que las historias de amor" entre un sacerdote y una mujer.

A destacar también el excelente trabajo actoral donde actores tan sólidos como Darín, Rénier y Gusman, trabajan mano a mano con los propios chavolistas, que se interpretan a si mismos.

Resumen de noticias