Habéis hecho lo que casi todas las personas aspiramos: comprar una vivienda para vuestra familia.

Eso es de felicitar. Pero, si os soy sincero, me habéis dejado un gustillo de pena en mi corazón.

Porque veo que la inmensa parte de los pobres de España y del mundo, nunca van a poder aspirar a algo parecido. Que hay muchos miles de personas en desahucio. Porque la inmensa parte de los pobres no van a poder estar en vuestra casa. No se van a sentir a gusto en esas butacas y en ese hall. Porque puede suponer para vosotros, el envolveros en un lugar así como una burbuja, y podéis pensar que todas las personas viven sin la pobreza. Recuerdo a militantes de izquierdas que han sido testimonio con su vida, su piso y su palabra defendiendo a los más empobrecidos. Qué maravilla de testigos.

Los pobres necesitan en nuestro país personas que vivan su situación en la misma carne, que experimenten las dificultades y vean salidas todos unidos. Quizás me hubiese gustado una cooperativa de viviendas, una alternativa de vivienda en las variadas formas comunales que hay.

Veo y percibo muchas personas viviendo en pobreza, a veces en la miseria, sin techo. Y considero el ideal que cada familia tenga una vivienda digna. Por eso me parece tan importante el que los que tenemos casa, luchemos con los que no la tienen. Cuando hace frío y en días especiales, por ejemplo, navidad, solemos decir “pobres los que no tienen donde dormir…” Y ¿los demás días? Por eso siento muy fuerte la necesidad de luchar contra todo desahucio, toda marginación. Y para que no se me olvide, vivir sencillamente… y si puede ser, hasta cerca físicamente de los pobres.

He tenido la suerte de vivir siempre en casa prestada y alquilada, viviendo con una mínima renta y con otras personas. Ahora me presta mi familia su casa. Cuando oigo que os critican, me meto enseguida en mi conciencia y en mi situación… Es muy fácil censurar desde la comodidad.

Si alguien se escapa y se sale de una cercanía física, pienso que es mucho más fácil, olvidarles. Ya sé que esto es un sueño y una utopía. Pero la podemos hacer realidad.

Me gustaría que a este ideal me ayuden ciertos partidos, ciertas ideologías, ciertas experiencias, ciertos militantes. No os juzgo. Simplemente, me hacéis pensar y me dejáis esa pena en el corazón.

Os invito a luchar para que a nadie le falte una vivienda digna. Ahí nos encontramos.

Un abrazo,

Gerardo Villar