Viernes de la 29ª semana (Lc 12,54-59)
Cuando sube una nube por poniente, decís: chaparrón tenemos. Cuando sopla el sur, decís: hará bochorno. Si sabéis interpretar el aspecto de tierra y cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.
También debemos usar el ingenio para lo espiritual
En muchas ocasiones el evangelio nos advierte de que debemos utilizar la capacidad de razonar para resolver problemas materiales pero también, los espirituales. Ningún aspecto de nuestro ser debe quedar al margen.
En el orden espiritual solemos tener más pereza mental y nos dejamos guiar por otros, que no siempre actúan para procurar el bien espiritual de los demás. En ese orden, más que en ningún otro debemos agudizar la mente.
Lo que es bueno o lo que es malo debo descubrirlo yo mismo. No puedo esperar que otro me lo indique. En el momento en que se escribió el evangelio, se están produciendo síntomas de la necesidad del cambio.
El depender siempre de las normas morales y de lo que decida la justicia legal puede ser muy perjudicial para el que está dispuesto a cambiar. No hay que esperar a decisiones judiciales para cambiar de vida.
Hoy seguimos demasiado pendientes de las normas para enderezar nuestra vida espiritual. Sin menospreciar la ley, debemos adelantarnos con un discernimiento audaz.
Las decisiones tomadas desde la vivencia interior suelen ser más eficaces que la obligación de cualquier ley.
Fray Marcos