ISAÍAS 49, 3-6
Me dijo:
«Tú eres mi siervo (Israel), en quien me gloriaré.»
Pues yo decía: «Por poco me he fatigado, en vano e
inútilmente mi vigor he gastado. ¿De veras que
Yahveh se ocupa de mi causa, y mi Dios de mi
trabajo?»
Ahora, pues, dice Yahveh, el que me plasmó desde el
seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob
vuelva a él, y que Israel se le una. Mas yo era
glorificado a los ojos de Yahveh, mi Dios era mi
fuerza.
«Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las
tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados
de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes,
para que mi salvación alcance hasta los confines de
la tierra.»
El Profeta Isaías vivió y predicó a partir el año
740 a.C. Sus discípulos, su escuela, recogen y
escriben sus predicaciones. Mucho más tarde, hacia
el año 550 a.C., cuando el Pueblo está desterrado en
Babilonia, otro profeta, cuyo nombre desconocemos,
predica entre los desterrados animando al pueblo y
exhortándoles a mantener la esperanza en Yahvé
Libertador.
Estas predicaciones se ponen por escrito y se añaden
a las de Isaías porque el profeta forma parte de su
escuela, y su espíritu se entiende como continuación
del Gran Profeta. Son los capítulos 40 - 55,
llamados "deutero-Isaías" o "segundo Isaías". Se
llaman también a veces "Libro de la Consolación".
En este libro se incluyen varios cánticos puestos en
boca de un personaje al que se ha llamado "El Siervo
de Yahvé", que se presenta como un anuncio de El
Mesías enteramente distinto del Mesías Davídico,
triunfante y un tanto político, mientras que "El
Siervo" busca la conversión del corazón y cargará
con las culpas del pueblo sufriendo por él como
"varón de dolores" (50,4 y 53,2).
La Iglesia ha visto siempre en este personaje un
anuncio de Jesús y una prefiguración de su Pasión.
PRIMERA CORINTIOS 1, 1-3
Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la
voluntad de Dios, y Sóstenes, el hermano, a la
Iglesia de Dios que está en Corinto: a los
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos,
con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de
Jesucristo, Señor nuestro, de nosotros y de ellos
gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre
nuestro, y del Señor Jesucristo.
Esta carta es uno de los escritos más antiguos del
Nuevo Testamento.
Se escribe probablemente desde Éfeso, hacia el año
55. Corinto era todo un desafío para la predicación:
ciudad cosmopolita, gran centro marítimo comercial
en que se cruzaban todas las culturas y todos los
vicios.
Pablo visitó Corinto hacia el año 50, y fue recibido
allí por el matrimonio de Priscila y Áquila,
expulsados de Roma en la persecución de Claudio. A
ninguna comunidad dedicó Pablo tantos cuidados como
a ésta. Les escribió varias cartas (probablemente
cuatro), de las que conservamos solamente dos.
Durante siete domingos leeremos algunos de los
fragmentos más importantes de la carta, en forma
continua, independientemente del mensaje del
evangelio. El texto de hoy presenta la introducción
de la carta, los saludos iniciales, y una de las
primeras muestras de la cristología de Pablo:
“gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre
nuestro, y del Señor Jesucristo”. Dios Padre <>
El Señor Jesucristo.