Malaquías 4, 1-2
Mirad que llega el día, ardiente como un horno:
malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el
día que ha de venir - dice el Señor de los ejércitos
-y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los
que honran mi Nombre los iluminará un sol de
justicia, que lleva la salud en las alas.
El libro es anónimo (Malaquías significa simplemente
"el mensajero"), y parece que debe fecharse hacia el
año 450 a. C, antes de la reforma de Esdras y
Nehemías.
El pueblo ha vuelto del destierro, pero la situación
es lamentable, el nuevo Templo es sumamente pobre, y
el pueblo está desanimado y sin ningún espíritu. El
libro recoge la predicación profética destinada a
levantar la moral del pueblo, proclamando de nuevo
el amor de Dios y amenazando a los que obran mal
ante el Señor.
La última parte (de donde se toma el texto que hoy
leemos) recoge parte de las enseñanzas anteriores en
la imagen del juicio terrible de Dios, también con
la intención de exhortar al pueblo a seguir fieles a
la Ley. El libro termina así:
Recordad la Ley de Moisés, mi siervo,
los
preceptos y mandatos para todo Israel
que
yo le encomendé en el Monte Horeb.
Y yo
os enviaré al Profeta Elías,
antes
que llegue el día del Señor, grande y terrible:
reconciliará los padres con los hijos,
los
hijos con los padres,
y así
no vendré yo a exterminar la tierra.
En nuestro texto, la expresión "sol de justicia" no
significa lo mismo que en la actualidad (un sol que
achicharra), sino un sol en que resplandece la
santidad. Es una imagen del triunfo de la santidad
de Dios.
2 Tesalonicenses 3, 7-12
Hermanos : Ya sabéis cómo tenéis que imitar mi
ejemplo: no viví entre vosotros sin trabajar, nadie
me dio de balde el pan que comí, sino que trabajé y
me cansé día y noche, a fin de no ser carga para
nadie. No es que no tuviera derecho para hacerlo,
pero quise daros un ejemplo que imitar. Cuando viví
con vosotros os lo dije: el que no trabaja, que no
coma. Porque me he enterado de que algunos viven sin
trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a ésos
les digo y les recomiendo, por el Señor Jesucristo,
que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.
Sabemos ya que el asunto fundamental de la carta es
dejar clara la doctrina de Pablo sobre el final de
los tiempos, la Parusía, insistiendo en que no es
algo inminente; son ridiculizados aquellos que se
negaban a trabajar con el pretexto de que el final
estaba a las puertas. Pablo se pone como ejemplo: él
mismo ha trabajado siempre con sus manos para
ganarse el pan y no ser gravoso a sus comunidades.
José
Enrique Galarreta, S.J.