2 Macabeos
7, 1-2 y 9-14
Arrestaron a siete hermanos con
su madre. El rey los hizo azotar con látigos y
nervios para forzarlos a comer carne de cerdo,
prohibida por la ley. El mayor habló en nombre de
los demás:
- ¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos
dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de
nuestros padres.
El segundo, estando para morir, dijo:
- Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero
cuando hayamos muerto por su ley, el rey del
universo nos resucitará para vida eterna.
Después se divertían con el tercero. Invitado a
sacar la lengua, lo hizo enseguida y alargó las
manos con gran valor. Y habló dignamente:
- De Dios las recibí y por sus leyes las desprecio;
espero recobrarlas del mismo Dios.
El rey y su corte se asombraron del valor con que el
joven despreciaba los tormentos.
Cuando murió éste, torturaron de modo semejante al
cuarto.
Y, cuando estaba a la muerte, dijo:
- Vale la pena morir a manos de
hombres cuando se espera que Dios mismo nos
resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la
vida.
El segundo libro de los Macabeos es una obra más
sapiencial que histórica. El autor dice que ha
utilizado una obra anterior, los Cinco Libros de
Jasón de Cirene sobre la guerra de los Macabeos
contra los reyes de Siria. Pero su intención es más
que histórica. Utiliza la historia para dar un
mensaje religioso, la protección de Dios a los que
cumplen estrictamente la Ley. (El mismo mensaje y
género literario que toda la obra histórica del
Deuteronomista).
Por otra parte, la obra es literariamente muy
artificiosa, llena de largos discursos, de
personajes que son más estereotipos que reales,
llena de apariciones milagrosas e intervenciones
divinas. Es - se ha dicho - como un auto
sacramental.
La historia que se utiliza aquí es la persecución
del Rey de Siria Antíoco Epífanes (de la estirpe de
los Seléucidas, sucesores de Alejandro Magno),
empeñado en helenizar las costumbres judías. Uno de
los puntos claves del rechazo de los judíos será el
comer carne de cerdo, expresamente prohibido en La
Ley (Levítico). El libro tiene que ser por tanto
posterior a al 160 aC., en que sucedieron estos
hechos (u otros semejantes).
En la narración del martirio de los siete hermanos y
su madre termina la parte negativa del libro; es la
cumbre de la persecución y de la maldad del rey. A
continuación surge la figura de Judas Macabeo y se
cuentan sus victorias.
El texto se trae aquí por el mensaje de la
resurrección. Sabemos que esta doctrina no es clara
en el AT. y que otros libros no comparten esa fe.
Así Qohelet (especialmente cap.9). Incluso en
tiempos de Jesús, no era doctrina aceptada por
todos.
2 Tesalonicenses 2, 15 a 3, 5
Que Jesucristo nuestro Señor y Dios nuestro Padre -
que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo
permanente y una gran esperanza - os consuele
internamente y os dé fuerza para toda clase de
palabras y de obras buenas.
Por lo demás, hermanos, rezad por nosotros para que
la palabra de Dios siga el avance glorioso que
comenzó entre vosotros y para que nos libre de los
hombres perversos y malvados; porque la fe no es de
todos.
El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará
del malo. Por el Señor estamos seguros de que ya
cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos
enseñado. Que el Señor dirija vuestro corazón, para
que améis a Dios y esperéis en Cristo.
En la misma línea de la lectura de la semana pasada,
siguen los consejos y las palabras de ánimo de Pablo
a los de Tesalónica. Sin relación alguna con los
otros textos.
José
Enrique Galarreta, S.J.