GÉNESIS 14, 18‑20
Melquisedec, rey de Salem, ofreció pan y vino. Era
sacerdote del Dios Altísimo, y bendijo a Abrahán
diciendo:
"¡Bendito sea Abrahán de parte del Dios Altísimo,
que creó el cielo y la tierra y bendito sea el Dios
Altísimo, que ha entregado a tus enemigos a tus
manos!".
Y Abrahán le dio el diezmo de todo.
Este texto presenta una antiquísima tradición.
Melquisedec, Rey-Sacerdote de Salem (la primitiva
Jerusalén, aún ciudad cananea), reconoce la acción
de Dios en Abrahán. y Abrahán reconoce la acción de
Dios en este sacerdote cananeo.
El signo del sacerdote es la presentación del pan y
del vino. Abrahán por su parte le ofrece el diezmo.
Son "antecedentes lejanísimos" que la iglesia gusta
de utilizar en su "ambientación" de la Eucaristía,
aunque a nosotros nos resultan demasiado lejanos.
1
CORINTIOS 11, 23‑26
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor
y que a mi vez os he transmitido: que el Señor
Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó
pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió
y dijo:
"Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros:
Haced esto en memoria mía."
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar,
diciendo:
"Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi
sangre:
Haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía"
Por eso, cada vez que coméis este pan y bebéis del
cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que
vuelva.
Esta carta de Pablo se escribe entre los años 54 y
57. Con esto queda claro que nos encontramos ante el
más antiguo relato sobre la celebración de la
eucaristía.
La ocasión la dan las dificultades de la iglesia de
Corinto, y su deficiente celebración de la Cena del
Señor. La celebración se hacía en casas
particulares, al terminar la cena normal.
Cada uno llevaba sus alimentos, y se producían
fuertes diferencias entre los ricos y los pobres,
los que tenían mucho y los que tenían poco. Pablo,
en primer lugar, devuelve el sentido de la
celebración:
·Una
tradición de la Iglesia que procede del mismo Señor.
·"En
la noche en que iba a ser entregado": El pan y el
vino son signos de la entrega hasta la muerte, ya
próxima.
·El
"memorial". No es sólo un recuerdo. Es la presencia
de Jesús, en los mismos signos que Él quiso.
·"Hasta
que vuelva". Es el alimento para el camino, y el
anuncio de la Libertad definitiva, en el Banquete
del Reino.
Después, Pablo saca las
consecuencias de cómo debe celebrarse la eucaristía,
y la aprovecha para hablar de la unidad de todo el
Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y de los
carismas de cada uno, para terminar con el Carisma
Supremo, el amor.
El texto nos introduce, por tanto, en la esencia de
la eucaristía, tal como se nos ha transmitido desde
la primera generación de cristianos, tal como se
celebraba cuando aún estaban vivos los testigos de
la Última Cena.