HECHOS 5, 27-41
El Sumo Sacerdote les
interrogó y les dijo: «Os prohibimos severamente
enseñar en ese nombre, y sin embargo vosotros habéis
llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis
hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese
hombre.»
Pedro y los apóstoles
contestaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a
los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a
Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de
un madero. A éste le ha exaltado Dios con su
diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel
la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros
somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu
Santo que ha dado Dios a los que le obedecen.»
Ellos, al oír esto, se
consumían de rabia y trataban de matarlos. Entonces
un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, con
prestigio ante todo el pueblo, se levantó en el
Sanedrín. Mandó que se hiciera salir un momento a
aquellos hombres, y les dijo:
«Israelitas, mirad bien lo que
vais a hacer con estos hombres. Porque hace algún
tiempo se levantó Teudas, que pretendía ser alguien
y que reunió a su alrededor unos cuatrocientos
hombres; fue muerto y todos los que le seguían se
disgregaron y quedaron en nada.
Después de éste, en los días
del empadronamiento, se levantó Judas el Galileo,
que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste
pereció y todos los que le habían seguido se
dispersaron.
Os digo, pues, ahora:
desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si
esta idea o esta obra es de los hombres, se
destruirá; pero si es de Dios, no conseguiréis
destruirles. No sea que os encontréis luchando
contra Dios.» Y aceptaron su parecer.
Entonces llamaron a los
apóstoles; y, después de haberles azotado, les
intimaron que no hablasen en nombre de Jesús. Y les
dejaron libres. Ellos marcharon de la presencia del
Sanedrín contentos por haber sido considerados
dignos de sufrir ultrajes por el Nombre.
El texto es culminación de la primera persecución seria de la primera
comunidad, en la persona de sus "jefes". El proceso
de los sucesos es el siguiente:
·
Tras el sermón de Pedro en Pentecostés empieza a
producirse un movimiento de conversiones.
·
Pedro y Juan en el templo curan a un inválido y
Pedro aprovecha el momento para predicar de nuevo a
Jesús. Se producen nuevas conversiones.
·
Aparecen los sacerdotes, los detienen, les hacen un
juicio y los sueltan, conminándoles a no predicar en
el nombre de Jesús.
·
Los apóstoles siguen predicando y curando en nombre
de Jesús. (Evangelio del domingo pasado).
·
Los vuelven a detener, pero son milagrosamente
liberados durante la noche. Y van a predicar al
templo.
·
Entonces los vuelven a detener. La narración es así:
"Se presentó uno y anunció: 'los hombres
que habíais encarcelado están en el templo
instruyendo al pueblo.'
Entonces el comisario del templo y sus alguaciles
los condujeron sin violencia, pues temían que el
pueblo les apedrease. Los condujeron y los
presentaron al Consejo. El Sumo Sacerdote los
interrogó...."
Y es el
texto que leemos hoy en la Eucaristía. Este relato
de persecuciones desemboca poco después en la
violencia de la persecución que acaba con la
lapidación de Esteban y la consiguiente dispersión
de la Iglesia de Jerusalén, de la que se sigue la
evangelización de otras regiones.
Los textos presentan un fuerte carácter histórico.
Sin duda reflejan la situación de la primera
comunidad de Jerusalén. Están sin embargo
fuertemente ideologizados. Se presenta la situación
de un modo muy "misionero". La fervorosa comunidad,
la aceptación general del pueblo, la obstinación de
los jefes, la ayuda milagrosa que reciben los
apóstoles, el contenido de los sermones y
declaraciones que son profesiones de fe de la
primera comunidad. Es por tanto una historia
interpretada como "historia en el espíritu".
Llama la atención el correcto comportamiento del
"Consejo", tan diferente de las arbitrariedades
reseñadas por los evangelistas en el proceso de
Jesús.
Sobre todos estos aspectos creemos que se deben
subrayar dos:
La profesión de Fe
"Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien
vosotros disteis muerte colgándole de un madero. A
éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y
Salvador, para conceder a Israel la conversión y el
perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de
estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado
Dios a los que le obedecen."
Esta profesión de fe es idéntica a la que formuló
Pedro en el discurso de Pentecostés y ya
consideramos el domingo pasado y constituye sin duda
un buen reflejo de la fe de la primera comunidad.
Llama la atención la fórmula "el Dios de nuestros
padres resucitó y exaltó a Jesús... para conceder a
Israel la conversión ..." Nos encontramos ante
una fe muy judaica, muy cercana a la mentalidad de
las iglesias judeo-cristianas.
La persecución
La primera comunidad sufre la
misma suerte del Maestro. Bien vista por el pueblo,
portadora de salud y de la Palabra, rechazada por
los jefes del pueblo, sufre por ello y lo hace con
alegría, como confirmación de su misión de Testigos
del Resucitado y presencia de su mismo Espíritu.
APOCALIPSIS 5, 11-13
Y en la visión oí la voz de una multitud de Ángeles
alrededor del trono, de los Vivientes y de los
Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y
millares de millares, y decían con fuerte voz:
«Digno es el Cordero degollado de recibir el poder,
la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la
gloria y la alabanza.»
Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo
de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos,
oí que respondían:
«Al que está sentado en el trono y al Cordero,
alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de
los siglos.»
Es notable la semejanza con el texto del domingo
pasado, y su contenido es el mismo, con alguna
variación en los símbolos. De la cristología del
texto anterior se ha pasado ya a la cristología de
los escritos joanneos. Jesús exaltado como Cristo y
Señor del Universo. Se ha llegado ya a una
cristología "cósmica", tan del gusto del
Apocalipsis.
José
Enrique Galarreta, S.J.