LECTURAS
Domingo
3º de
Adviento
SOFONÍAS 3, 14-18
Regocíjate, Hija de Sión,
grita de júbilo, Israel,
alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha cancelado tu condena,
ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el Rey de Israel,
en medio de ti, ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén:
"No temas Sión,
no desfallezcan tus manos"
El Señor tu Dios, en medio de ti,
es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti,
te ama y se alegra con júbilo
como en día de fiesta.
Sofonías es contemporáneo de Jeremías, y predica al
pueblo inmediatamente antes y durante el reinado del
gran Rey Josías (640-609 aC.).
En su primera predicación hay una impresionante amenaza
a los que no cumplen la Ley. Se presenta el Juicio de
Dios, con palabras que han inspirado el famoso "Dies
Irae". Habla después de "El Resto de Israel", los que
permanecerán fieles al Señor, y anuncia finalmente la
salvación de Jerusalén, con las palabras que leemos en
la liturgia de hoy, con estupendas imágenes que nos
parecen una presencia anticipada de la Buena Noticia de
Jesús:
Alégrate - El Señor ha alejado a tu enemigo - El Señor,
un poderoso salvador, está en medio de ti - No temerás
ningún mal. - Él te renueva su amor, Él danza por ti con
gritos de júbilo.
Magnífica imagen de Dios: en medio de su pueblo, para
salvar, bailando de alegría con el triunfo de los suyos.
FILIPENSES 4, 4-7
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad
alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los
hombres.
El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna;
antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras
peticiones, mediante la oración y la súplica,
acompañadas de la acción de gracias.
Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento,
custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.
En la misma línea de cariño profundo que ya explicamos
el domingo pasado, Pablo sigue exhortando a sus queridos
filipenses. El texto de hoy subraya quizá más que
ninguno los "frutos del Espíritu": alegría, mesura,
confianza en la cercanía del Señor, ausencia de
inquietud, oración, paz.
José
Enrique Galarreta, S.J.