ISAÍAS 5, 1-7
Voy a cantar a mi amigo la canción de su amor por su
viña.
Una viña tenía mi amigo en un fértil otero. La cavó
y despedregó, y la plantó de cepa exquisita. Edificó
una torre en medio de ella, y además excavó en ella
un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agraces.
Ahora, pues, habitantes de Jerusalén y hombres de
Judá, venid a juzgar entre mi viña y yo: ¿Qué más se
puede hacer ya a mi viña, que no se lo haya hecho
yo? Yo esperaba que diese uvas. ¿Por qué ha dado
agraces?
Ahora, pues, voy a haceros saber, lo que hago yo a
mi viña: quitar su seto, y será quemada;
desportillar su cerca, y será pisoteada. Haré de
ella un erial que ni se pode ni se escarde. Crecerá
la zarza y el espino, y a las nubes prohibiré llover
sobre ella.
Pues bien, la viña de Yahveh Sebaot es la Casa de
Israel, y los hombres de Judá son su plantío
exquisito. Esperaba de ellos justicia, y hay
iniquidad; honradez, y hay alaridos.
Es exactamente la misma línea de mensaje del
evangelio. Señalemos solamente que Isaías muestra el
trabajo de Dios por su viña como un acto continuo de
amor. Y el amor son obras, trabajos de Dios por su
pueblo. Lo que Dios espera de su pueblo es que
responda en el mismo plano, con amor de obras.
Pero el pueblo no responde. Estamos en los tiempos
del rey Yotán, (739 - 734 aC), y en Israel hay
terribles injusticias sociales, explotación de los
pobres por parte de los ricos, olvido de la Ley y de
la fidelidad a Yahvé.
La predicación de Isaías oscila entre la
proclamación del amor de Dios a su pueblo, la
urgencia de la conversión, y la amenaza de las
desgracias que caerán sobre el pueblo.
FILIPENSES 4, 6-9
No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en
toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones,
mediante la oración y la súplica, acompañadas de la
acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo
conocimiento, custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de
verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable,
de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de
elogio, todo eso tenedlo en cuenta. Todo cuanto
habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí,
ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con
vosotros.
Un texto magnífico, que no necesita explicación
alguna. Podríamos repetirlo una y mil veces como
oración vocal, y comulgar con aquel deseo de
santidad integral que parece animar a las primeras
comunidades.