CARTA ABIERTA
AL
DIRECTOR DE RELIGION DIGITAL
Querido José Manuel
Contra el vicio del secreto está la virtud de la
información. Para que haya transparencia, te informo
públicamente en carta abierta de los intentos de
“Inquisición, S.A.” contra este blog.
(Nota: No es errata, por S.J.; efectivamente, es S.A., es
decir, Sociedad Anónima; el anonimato suele caracterizar
las autorías terroristas).
Hace unos meses, el Superior de los jesuitas en Japón me
mostró una carta del P. Elías Royón, Provincial de
España, que le transmitía quejas episcopales sobre mis
escritos. Me dijo que no había problema de ortodoxia,
sino de malestar por parte de algunas “sensibilidades” y
me recomendó prudencia y evitar bromas con los mitrados.
(Tú sabes muy bien como periodista que, en este país, se
permite gastar bromas con todos los santos y hacer
chistes sobre la Trinidad, pero ¡ay de quien se atreva a
tratar con humor a los obispos!).
El mes pasado me volvió a informar el P. Sumita de las
presiones ejercidas sobre él para persuadirle de que me
silencie y acordamos mostrar los posts a una tercera
persona imparcial para que examinase si había algo
inconveniente que pudiese soliviantar las frágiles
sensibilidades de alguna mitra.
Pero parece ser que esto no basta, ya que, según fuentes
fidedignas, se siguen multiplicando las quejas desde
Madrid a Tokyo; provienen de lo que podríamos llamar, a
falta de mejor eufemismo, “una parte de instancias
eclesiásticas de una parte del estado español muy
identificada político-religiosamente con corrientes
neoconservadoras”.
Mi superior japonés desea, naturalmente, mantener una buena
relación, tanto con el episcopado español como con sus
colegas españoles en el gobierno de la orden, por lo que
me aconseja, prudente y conciliadoramente, reducir mis
actividades periodísticas a Japón.
Siento renunciar al contacto con un público que me dice le
ayudan esos posts tan sencillos. Pero ninguno somos
imprescindibles y no merece la pena gastar energías
discutiendo con quienes parecen vivir en la España de
Buñuel o en los días de Torquemada (les recomendaría que
lean a Forges o escuchen La alegría de la huerta…).
Después de haber dedicado los posts del mes de julio a
meditar en voz alta al hilo de los ocho días de
Ejercicios Espirituales, he considerado el asunto
durante esta semana, en vísperas de celebrar a san
Ignacio el día 31, y he decidido tomar bajo mi
responsabilidad la iniciativa de dejar este blog.
Quisiera evitar de este modo que mi inmediato superior, el
P. Sumita, al que aprecio y valoro, se vea obligado a
ordenármelo formalmente (en lenguaje vulgar, obligado a
“tragarse el marrón”), con lo cuál quedaría él como el
“malo de la película” y. se quedaría sin dormir la noche
antes de decírmelo, como me consta que le pasaba también
a quien fue y sigue siendo mi buen amigo, José Ramón
Busto, Rector de Comillas, el día antes de
defenestrarme, contra su voluntad, de la Cátedra de
Bioética, para sosegar nerviosismos cardenalicios y
defender la institución.
Además, es preferible que haya transparencia y se conozca
desde donde tiran piedras quienes esconden la mano.
Que el periodismo, fiel a la libertad de expresión, siga
contribuyendo a que no se sofoque la libertad de
espíritu.
Orando por la intercesión de los añorados Vicente Tarancón
y Javier Gafo, para que revivan como en Ezequiel los
huesos secos de la situación anómala de la iglesia en
“algunas áreas del estado español”, con un saludo
también para todo tu equipo, recibe un fuerte abrazo
esperanzado y esperanzador de
Para quienes deseen seguir los artículos de opinión de Juan
Masiá, pueden seguirle en su página:
www.juanmasia.net