EVANGELIOS Y COMENTARIOS   

                             
                              

 

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Lucas 22,1 a 23,56

 

 

Comentarios de Patxi Loidi

 

Estamos en el pórtico de la Semana Santa. La lectura de la Pasión, sin más, es ya una experiencia importante. Es la mejor recomendación que podemos hacer. A continuación, hay que estudiarla y luego orarla. Son días para tener en la mente los hechos de la pasión de Jesús.

 

Como estamos en el ciclo C, la Pasión de Lucas se lee en la fecha preferente del Domingo de Ramos. Los textos de Mateo y Marcos pasan este año a leerse el martes y miércoles. La narración de Juan, más corta, se reserva siempre para el Viernes Santo.

 

En líneas generales, Lucas sigue el relato de Marcos y Mateo. Pero difiere bastante de ellos. En conjunto es más suave. Veamos algunas diferencias.

 

Sólo figuran en Lucas:   

 

22,43: en Getsemaní, un ángel se le aparece a Jesús para confortarlo. La aparición del ángel es un detalle literario de Lucas, que nos indica que, en medio de la terrible agonía de Jesús, cuando parecía completamente desamparado, Dios estaba con él. Jesús busca consuelo en los discípulos, pero éstos están dormidos.

 

22,51: Jesús cura la oreja que le habían cortado a un siervo del Sumo Sacerdote.

 

22,61: Jesús miró a Pedro que acababa de negarlo. Comparando las negaciones de Pedro en Mateo y Lucas. Mateo (como Marcos) es mucho más duro. Dice que Pedro echó maldiciones y juramentos. Lucas no. Lucas pone la mirada salvadora de Jesús a Pedro.

 

22,66-71. Proceso contra Jesús. Lucas trae un proceso sólo diurno; sin testigos falsos; sin la acusación de que Jesús hubiera dicho que destruiría el templo. En el proceso interviene toda la asamblea y no sólo el sumo sacerdote, con lo cual muestra que es el conjunto de los líderes de Israel quien le condena. La culpabilidad recae sobre los líderes judíos, pero no sobre el pueblo, que se mantiene en silencio, y que después de la muerte de Jesús, vuelve a Jerusalén dándose golpes de pecho.  

 

Lucas hace un trabajo cuidadoso de redacción y se aparta de Marcos y Mateo. Lucas no dice “veréis al Hijo del Hombre bajar con gloria…”. Lo omite para evitar falsas interpretaciones respecto de la rápida vuelta de Jesús. Lucas escribe después de Marcos y Mateo, cuando ya no esperaban la rápida vuelta de Jesús.

 

23,6-12. Jesús ante Herodes. Jesús permanece callado. Herodes se molesta con el silencio de Jesús. Y lo ridiculiza con palabras y hechos. Herodes se burla de él.

 

Entre los versículos 23,1-25, Pilato proclama cuatro veces la inocencia de Jesús, que no ve delito en él. Lucas exculpa así a los romanos; sin embargo, fueron ellos quienes le llevaron a Jesús a la cruz. En Lucas parece que Pilato lo mandó a la cruz sin una condena propiamente dicha, para librarse de los líderes judíos. La acusación que hacen ante Pilato ya no es religiosa. Había dos cosas que los romanos atacaban inmediatamente: cualquier declaración real, que pusiera en peligro la autoridad del Emperador y los desórdenes sociales. ¿Por qué Lucas exculpa a los romanos? Quizás por defender a los cristianos de su tiempo, que podían ser acusados de subversivos.

 

23,27-31. El encuentro con las mujeres de Jerusalén y la advertencia para que se conviertan, cuando él iba hacia el calvario.

 

23.34. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Las palabras del perdón. No están en Mateo, Marcos, Juan.  

 

23,39-43, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Las palabras al buen ladrón. Tampoco están en Mateo, Marcos, Juan. Esas palabras indican la misericordia de Jesús. Pero también que Jesús, a pesar de estar en la cruz, es el dueño del Reino (es un tremendo contraste).

 

23,46. “Padre, en tus manos pongo mi espíritu”.  Y al mismo tiempo, omite la terrible frase de Mateo y Marcos: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (es el comienzo de un salmo, que termina sin embargo con palabras de confianza en Dios).

 

Con estos cambios Lucas nos presenta el lado amoroso y salvador de la cruz de Jesús. El es el Hijo inocente que cumple la voluntad de Dios para nuestra salvación y que nos trae la gran misericordia de Dios.

 

Todo el relato está escrito como una catequesis para los discípulos que han de continuar la obra de Jesús y como un testimonio para quienes sufran la persecución por ser cristianos.

 

Todas estas diferencias indican que los evangelios no son libros estrictamente históricos, aunque tengan una base histórica. Son revelaciones para nuestra conversión. Los evangelistas elaboraban sus materiales para sus comunidades. Cada evangelio destaca lo que más le interesa para sus destinatarios.

 

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